Friday, August 29, 2008



Acabo de volver de Lisboa.
Pastelarias, tranvías, pieles de todos los colores, y mucha paz, a pesar de ser agosto en la ciudad hay un ritmo tranquilo, apacible y cálido.
No creo que me guste ninguna ciudad europea como esta, quizás porque no parece europea, quizás porque el agua en ella está mezclada, y su luz desgasta sin daño.
¡Obrigado Lisboa!