Wednesday, June 25, 2008



Un paréntesis entre los poemas de "El libro del agua": por detrás de la Pulgosa está este camino por donde ando algunas mañanas, es una delicia pasear por la naturaleza cerca de Albacete: el horizonte tan plano, lejos y cerca de ti; y llenos de luz: los ababoles, los cardos, las espigas, las flores de la planta del anís. En los auriculares Sigur Ros. El camino de la malanoche va a dar a un día abierto y azulísimo, como solo en Albacete ocurre.

Thursday, June 19, 2008


EL MAR

" Y ese saber que siempre estás a punto
de rebasar el mar"
Carlos Blanc

Me voy, pero conmigo viene el mar
que se evapora,
sosteniendo un instante
su ascensión mientras me habita.
De él provengo, yo siempre he existido
en el agua: antes de aprender a andar,
antes de llegar inconsciente
a la arena y notar que mi esqueleto
era estatua de sal. Me voy pero antes
me tiendo en el rompiente de su voz
constante: volveré al vientre de tierra
y cada día en su dintel escucharé al mar
llamándome, como un antepasado
en cuyos ojos ves y reconoces.
Me tiendo, es mi manera de orar,
en su orilla me tiendo porque sé
que todo vuelve a quien lo crea,
y espero que me beba, como ahora
se bebe al sol, hostia que se deshace
en su boca azul desplegando oros.
Me voy
hasta que en el otoño me devuelva
con su respiración pausada
y secreta. Me voy para volver;
vengo de donde vienen las tormentas,
vuelvo al futuro que ya fui
entre el olvido
continuo de las olas.

Saturday, June 07, 2008


CUANTA MÁS INCERTIDUMBRE MÁS SEGURO ME SENTIRÉ YO
o inundaciones en el Km. 559 de la autovía Madrid-Alicante.

Qué intensa sed llamó a tanta agua,
qué intenso fuego habría que apagar.
Volvíamos sumando confesiones
de madurez tiznadas, de nostalgia.
La autovía sembrada de intuiciones de otoño.
Entonces fue cuando supimos
que corríamos hacia una tormenta furibunda.
El horizonte era un negro sudario.
Todos los afluentes del cielo de repente
y todos los embalses contenidos
cayeron desbordados sobre aquel kilómetro,
arrojados con rabia, como lanzas.
En aquellas tinieblas se abismaba el coche
como entre barrancos de acuarela romántica.
Y cuando ya perdidos parecíamos
amainó, y el cielo compuso un milagro
de colores pastel, una fina franja al fondo,
melocotón candente.
Qué increíble señal esa luz cálida
inusitada,
radiante, señalando el destino
final de nuestro accidentado viaje.