Tuesday, December 09, 2008


HAY UN RUMBO EN MI SUEÑO

A fin de que la luz me reconozca,
para que sepa cómo entrar
la claridad del día,
dejo abierto un resquicio en la persiana,
para que se acerque hasta mí
toda la humedad de la lluvia.
¿Pero es la luz del día o el halo del crepúsculo
lo que en sueños sumerge al dormitorio?
Salgo, en el patio sombras aladas
y un milagroso olor a musgo
y transparente atmósfera.
Despilfarra un pájaro su canto
tendiendo puentes entre mi alma y el día.
Vuelvo a la cama,
busco el calor del otro cuerpo en el que vivo,
necesito comunicarle
esta dicha. Pero antes abro más la persiana:
es la luz familiar de un día lluvioso,
y la abro para que nos reconozca
este frescor,
para que con nosotros quede siempre
la primavera.

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