Sunday, July 19, 2009



DE VUELTA A CASA

Basta que abra la ventana
para que una alfombra de luz
se extienda ante mis pasos.
O que siga el hilo de mi respiración
hasta escuchar la voz del agua
en el interior de un aljibe
siempre colmado,
en el fiel de un remanso
cuya música me protege.
Si sumerjo mis manos en el pecho
del día y saco labios que te irradian,
si sé que mi misión es la belleza
del álamo cercano, es porque soy
una concha nostálgica del mar del que proviene,
una nube hechizada por la blanca espuma
del mar del que nació,
una cigüeña que de pronto
recuerda el campanario y su nido.
Y sigo así el escalón de luz
que cada alma
me procura en tu nombre,
con la certeza de que vuelvo a Ti,
de que ya estoy en casa.

"De vuelta a casa es el título de la tercera parte del Libro del Agua. Son poemas místicos, creo :). No creo en un dios personal, pero sí en esa energía que nos ha creado, que nos necesita para sentir y que nos mira complacida, esa energía a la que vamos sin saber que ya somos ella. El camino es pues, para mí, desvelamiento, despojamiento..."


4 comments:

EstheR said...

Siempre hay una luz guia que conduce al alma a seguir adelante.

Tu con tus bellas palabras consigues que nos de fuerza para seguirla buscando.

Gracias por ello.

Un abrazo muy fuerte

EstheR said...

Quizas este cuento te diga algo mas de lo que aparenta, porque cada uno añoramos y buscamos nuestro rincon mas profundo en donde estamos a gusto y serenos, donde realmente encontramos la paz :

Había una vez , en una zona de altas montañas, una águila que enseñaba a su pichón a volar. Aquellos días de verano eran benignos y de cielo despejado. Un día, llegado el otoño, el cielo se cubrió de densas nubes negras. El pichón, acostumbrado a ver el cielo y el sol, pegó un grito de desesperación. No veía ese manto celeste con su sol resplandeciente. El águila, viendo esto, le pidió que le acompañara. Juntas remontaron vuelo en dirección a las nubes. Luego de una trabajosa travesía, ambas estaban por encima de las nubes. El pichón estaba loco de alegría, se había superpuesto a esas negras nubes que le ocultaban su sol y su manto azul.
Creo que a veces debiéramos desplegar nuestras alas y animarnos a volar más alto.
Un abrazo muy fuerte y que estos dias sean buenos y felices.

Angel Javier said...

Gracias Esther, por el comentario y el cuento. Estoy de vacaciones y me voy asomar menos por aquí, pero procuraré actualizar de vez en cuando.
buen verano y mucha paz!

Elías said...

¡qué decir! no sé si es más bello el texto o la explicación posterior, toda una declaración de vida. Así de sencilla, y así de hermosa. Un abrazote Maestro.