Wednesday, February 25, 2009


La foto es de un arbolillo que nació inadvertidamente en un mi patio. Un arbolillo que nadie plantó pero que llegó allí hace unos cinco años. Ya se asoma muy por encima de la valla. Yo le tengo un cariño especial porque me recuerda que no es verdad que yo siempre dé más.
Quiero con él agradecer a todos los que, sin ser familia, me habéis felicitado hoy: Virgilio, Justo, Rosa, Ana, Pilar, Alicia de Tarragona, Alicia pelirroja, María, Moncho, Carlos, Marian, Adela, Carolina, Justo, Manuel, Guti, Rubén, Juan y Carmen, Carmen, Julián... Muchísimas gracias por vuestra amistad, os quiero.
Y a quien ha enviado ese ramo de flores que me ha llegado al alma, por la sorpresa y por el momento, un abrazo muy fuerte y estrujante, con la certeza de que durará siempre, porque es luz. Gracias de corazón.

POR FIN LA LUZ

Nada hay que proteger en esta transparencia:
aprender de los árboles,
concentrarse en la luz,
en todo lo que tiene empuje en su silencio.

Hasta hoy siempre ha sido lo otro lo perfecto
y su núcleo
ansia de deshacerse en lo que ama
(él siempre puso más).

Pero esta luz en que nació
hoy estalla: se acabó el tiempo del repliegue,
toca lo cierto, lo cercano, lo que le vive;
se está abriendo el cielo.

Respira hondo y confía.


para Chelo, Gracia, Clara y todos los que me quieren y me aúpan. Gracias

Sunday, February 08, 2009


YO CONFÍO

" Y no sé bien qué quiere
conmigo el día,
ni dónde están los rumbos
de luz que he de seguir"
Arturo Tendero

Será la vida
quien dé el siguiente paso.
Así confío.
Cada vez que me cito con los árboles
del parque, yo confío.
¡Hay tal recogimiento
en las umbrosas salas de sus copas!
Pinos firmes y álamos donde el abandono
es paciencia y emergen los últimos reflejos
de un sol que ya no veo.
En la cruz del paseo se dan cita
seres invisibles que esperan.
Es apartar la celosía
de la prisa, y verlos.
De hecho van más lentas las nubes por aquí
y nosotros, ufanos
de hollar el paraíso, y cautivados,
pues tocan nuestros pies la tierra firme.
Y arriba, pero aún a nuestro alcance,
en el alféizar de los álamos
se ve el cielo más pulido y respirable,
y está coronado de tenues señales
y de aire puro, libre y vegetal.
(no sé de quien es este precioso contraluz del parque Abelardo Sñanchez, pero le agradezco el préstamo involuntario)